Miércoles 10 de junio
Bits
Leer cuento: Unas vacaciones especiales.
Carmen y Sergio se van este año al pueblo de sus padres a ver a sus abuelos. Los pequeños
llevan soñando con verles desde que sus padres les contaron que pasarían todo el verano
con ellos, pues durante el resto del año casi es imposible verles por el trabajo de sus padres
y el colegio de los niños.
Faltan pocos días para el viaje y los dos niños están emocionadísimos con la idea de pasar el tiempo
con sus abuelos pues, a pesar de tener casi los 70, cuando llegan sus nietos parecen quitarse casi veinte
años de encima y todos los años al menos un par de veces, cogen su pequeño coche y se los llevan de
excursión a un lago situado a pocos kilómetros de su casa y allí pasan todo el día hasta que anochece y
cansados regresan a su casa.
Llega el esperado día y los padres de Carmen y Sergio están terminando de hacer sus maletas para
meterlas en el coche.
-¿Habéis metido todo lo que queréis llevaros a casa de los abuelos? – pregunta su padre antes de cerrar
las maletas.
– Si, papá.- contestan los hermanos al unísono.
– Pues si todos estáis listos, ya nos podemos marchar. Como tardemos mucho más al final acabaremos
en un atasco. – sugiere Conchi.
No han terminado sus padres de cerrar la puerta de casa y los niños echan una carrera para ver quien
llega antes al coche. Entre risas y algún que otro empujón, Sergio acaba ganando a su hermana.
-¡Gané! Carmen, venga que eres muy lenta. – dice Sergio entre risas.
– Claro, empujando así cualquiera gana. – se queja Carmen.
– Queréis dejar de pelearos y subir al coche. – les dice su padre abriendo las puertas de este.
Corriendo dejan sus pequeñas mochilas en el maletero y se sienta cada uno en su silla de seguridad,
abrochándose los cinturones. Conchi, les da un último repaso para asegurarse de que los cinturones
están bien colocados y una vez todos en el interior del coche, arranca el coche y emprenden el viaje que
les llevará a casa de los abuelos Pedro y Carmela.
Durante el viaje, Carmen y Sergio se entretienen adivinando el color de los coches que les adelantan y
-¡Yaya Carmela, ya estamos aquí!- grita emocionada Carmen en cuanto ven a los abuelos salir a
recibirles.
– Yayo, ¿Cuándo nos vas a llevar a pescar al lago? – le pregunta Sergio sin haber salido del coche
todavía.
Los niños saltan de sus asientos tras quitarse el cinturón y en dos pasos saltan a los brazos de sus
abuelos que les responden con un caluroso abrazo.
Mientras los hombres de la familia sacan el equipaje del maletero, la abuela les pregunta qué tal ha sido
el viaje, por el tráfico y si los niños se han mareado durante el trayecto.
-No yaya, no nos hemos mareado nada – le contesta Carmen orgullosa.
– Pues como ya va siendo hora de comer, he preparado vuestro plato favorito. –le dice Carmela con una
gran sonrisa.
– Corred, pasad al baño y lavaos las manos antes de ayudar a la abuela a poner la mesa.
– ¿Podemos lavarnos las manos en la pila del patio? El agua ahí está más fresquita. – le dice Sergio estirando a su abuela del vestido.
– Pues claro, mientras os dejéis las manos bien limpias, me da igual donde lo hagáis.
Los dos niños salen corriendo hacia el patio y aunque parecía que en principio iban a lavarse solamente
las manos, acaban enzarzándose en una batalla campal en la que los dos acaban totalmente empapados
y con el suelo del patio encharcado.
Cuando van a pasar a la casa, su madre les echa una reprimenda por la trastada que han provocado y les hace esperar hasta que se secan completamente.
-Menos mal que hace mucho calor y enseguida se seca la ropa.- dice el abuelo entre carcajadas. -Deja a
los chiquillos que disfruten, que ya les toca.
Una vez han terminado de comer y recogido todo, los niños vuelven a salir al patio y mientras los
mayores acaban durmiendo una pequeña siesta, Carmen y Sergio se entretienen con los juguetes que les
han comprado los abuelos y los que se han traído de casa.
El día pasa muy rápido y casi sin darse cuenta llega la noche y el momento de irse a la cama.
Con tantas emociones ni Carmen ni Sergio consiguen conciliar el sueño y le piden a su abuelo que les
cuente un cuento.
-Voy a hacer algo mejor – les dice el abuelo con una sonrisa como la de un niño travieso.
-¿¿Qué?? – preguntan curiosos sus pequeños nietos.
– Os voy a contar lo que vamos a hacer en estas vacaciones.
Pedro comienza a contar los planes que ha hecho junto a la abuela Carmela desde que les dijeron que
pasarían el verano con ellos. Excursiones, pesca, visitar a los primos que viven en el pueblo de al
lado… Pequeñas cosas que tanto a Carmen como Sergio le parecen grandes aventuras, pues llevan todo
el año deseando ver a sus abuelos y pasar más tiempo con ellos y no tan sólo un fin de semana.
Poco a poco van cerrando sus ojos y se quedan dormidos por el cansancio que les ha provocado un día
lleno de actividades y emociones.
Ambos sueñan con las grandes vacaciones que van a pasar con su familia y con unos abuelos que para
ellos son los mejores del mundo.
Hacemos un dibujo sobre las vacaciones con mis abuelos.
UN ABRAZO ENORME🌈
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